Sus Historias


La Princesa Guerrera
Érase una vez, hace ya muchos, muchos años (casi 37), nació una pequeña princesita.
La pequeña princesa creció entre risas y alegrías, y soñaba con príncipes azules e historias de amor. Era una princesa muy feliz, simpática, divertida, dulce, pero aún así, ella sabía que no era la bella princesa del reino.
Un buen día conoció a un apuesto príncipe azul. Pensó que ése príncipe nunca se fijaría en ella porque había muchas lindas cortesanas que intentaban conquistarle, pero la princesa, gracias a su gran corazón, su gracia y su sonrisa, logró conquistar al apuesto caballero, que se convertiría en su príncipe azul.
El príncipe y la princesa se casaron y vivieron felices, pero este cuento no tiene un final feliz.
Al poco tiempo de celebrar su boda de cuento de hadas, un trágico accidente se llevó al príncipe del lado de la princesa. La princesa lloró mares de lágrimas, pues le habían arrebatado al amor de su vida y pensó que nunca más volvería a ser feliz y a encontrar el amor.
Gracias al cielo, al poco tiempo de la muerte de su príncipe, la princesa logró despertar de ese mal sueño, como si un hada la hubiera salpicado con polvos mágicos. Se puso su armadura, cogió su escudo y su espada y comenzó a vivir su nueva vida. Sabía bien que no iba a ser fácil, pero no podía renunciar para siempre a todos sus sueños y a ser feliz.
Así, la princesa comenzó a escribir las páginas de su nuevo cuento.
Vivía tranquila, defendiendo su vida y su forma de pensar, luchando contra todos los enemigos que no entendían su cambio y sus deseos de querer ser feliz de nuevo; no entendían que la princesa no estuviese triste. Pero ella quería vivir, amar y ser amada...
Había querido mucho a su príncipe, pero él ya no estaba, él ya no podía quererla, tocarla, abrazarla y besarla como solía hacerlo.. y la princesa no podía renunciar a todos esos sentimientos tan bonitos que la vida podría volver a ofrecerle.
De repente y sin esperarlo, la princesa conoció a un valiente caballero... valiente porque luchó por conquistar su dañado corazón. Tuvo que luchar mucho y derribar a todos los enemigos que se encontraba en el camino impidiendo que la princesa abriera de nuevo su corazón.
Fueron momentos muy duros para la princesa. Perdíó muchos amigos, e incluso miembros de su familia se volvieron en su contra volviéndose enemigos. Pero la princesa había demostrado ser una verdadera guerrera, no le importó que nadie de su reino la apoyara, ella quería ser feliz por todos los medios y poco a poco abrió de nuevo su corazón al caballero que ahora empuñaba la llave. Este valiente caballero se convirtió en un verdadero príncipe azul. Devolvió a la princesa la felicidad que había perdido, hizo que sus ojos volvieran a brillar, que la luz de su alegría volviera a iluminarse, volvió a amar con la intensidad que creyó haber perdido para siempre. Y aquí comenzó la gran historia de amor de la princesa.
De nuevo enamorada y feliz se casó con su príncipe azul.
Al poco tiempo de casarse nacieron un pequeño principito y una pequeña princesita.
La princesa estaba cumpliendo todos sus sueños por los que tanto había luchado: su amor y el bonito regalo de ser madre...
Y... colorín colorado, este cuento todavía no ha terminado.
Al mes de nacer la pequeña princesita, una mala noticia volvió a provocar las lágrimas y la tristeza de la princesa, pues la diagnosticaron un cáncer avanzado que ponía en grave peligro su vida.
Al recibir la noticia la princesa se hundió, ella había sido una princesa buena, que había sufrido mucho, y cuando por fin encontró la felicidad junto a su príncipe azul y sus pequeños, el monstruo en su interior intenta matarla y destruir de nuevo su vida.
Pero la princesa volvió a levantarse y a demostrar que era de veras una auténtica princesa guerrera.
Se puso nuevamente su coraza, cogió su escudo y su espada y se propuso luchar contra ese malvado monstruo que quería comerla.
La princesa fue operada, y como el monstruo vivía en su cara, supo que su rostro ya no volvería a ser el de antes, pero aún así, luciría orgullosa esa cicatriz y cada vez que se mirase al espejo no se atrevería a verse fea, simplemente porque PODÍA VERSE.
Estaba ganando la batalla, poco a poco el monstruo perdía fuerzas y la cicatriz sólo era una herida de guerra. La princesa se veía hermosa, pero sabía que en realidad no sólo tenía esa herida de guerra, sino también una parálisis facial.
Aún así, su alegría y sus ganas de vivir contagiaban a todos los de su alrededor y conseguía cambiar la percepción y los ojos con los que la miraban los demás. Milagrosamente, con el tiempo, el rostro de la princesa mejoraba y embellecía.
La lucha de la princesa contra el monstruo continuaba, necesitaba meter veneno en su cuerpo para matarle definitivamente. Debido a la fuerza del veneno, durante un largo año la princesa estuvo muy débil y enferma. La princesa perdió su gran melena, pero nunca dejó de sentirse princesa. Estaba demostrando que era una auténtica guerrera.
Durante este largo año la princesa no sólo no se apagó, sino que volvió a nacer con más fuerza y con infinitas lecciones aprendidas.
Y colorín colorado, este cuento no ha terminado.
No ha terminado porque la princesa sigue viva y escribiendo cada página del gran cuento de vida junto a su príncipe azul y sus pequeños. Su príncipe azul había demostrado ser un verdadero príncipe, un valiente caballero siempre a su lado.
La princesa “marcada” por la vida ahora luce un brillo muy especial en sus ojos, que la hacen ser diferente, una verdadera princesa guerrera.


La Princesa que se conquistó a sí misma
Tengo 33 años, y los últimos 11 años de mi vida, los he dedicado en cuerpo y alma a vivir una mentira.
Quizás, así de pronto, suena muy melodramático, pero deja que te cuente algo más sobre mi historia y verás que no lo es. Todo lo contrario, es una historia de liberación en la que la protagonista, yo, se descubre nuevamente y se siente feliz por haber recuperado su identidad.
Me enamoré perdidamente de un chico mientras estudiaba en la universidad. Cuando le conocí, yo tendría unos 20 años.
Pero él no fue el chico con quien mas tarde me casaría, sino que fue el chico por el que tomé una serie de desiciones que me llevaron a conocer al que dediqué mi vida durante los ultimos 11 años.
Suele pasar, a veces, que tras una ruptura como la que yo viví (en la cual tuve que tomar distancia porque sabía que era yo la que estaba completamente enamorada y que él terminaría haciendome daño) solemos buscar a alguien completamente diferente.
Así fue, a mis 23 añitos ya vivía con mi chico. Nada tenía que ver con aquella relacion que me habia marcado tanto. No habia nada en él que me recordara a la otra persona.
Ya no había nada que me recordara mi vida anterior, porque rompí con todo y con todos.
Desaparecí para muchos, incluido al que consideraba mi primer amor. Mi chico me hizo ver que lo mejor era borrar todo lo que hubo antes de conocerle a él, y así lo hice.
Me convencí de que esa peticion era una forma de demostrarme que me amaba tanto, que tenía celos hasta de mi pasado.
Jajajajajajajaja!!!!!!!!!!! PERO QUE ILUSA E INCREDULA ERA!!!!!!!!
Solo han pasado 9 meses desde que me enteré que mi marido, nunca ha sido sólo mi marido y POR FIN me puedo reir de ello.
Resultó que sus celos, desde que éramos unos crios de 23 años, se basaban en la desconfianza pura y dura y no en el miedo a perderme, como yo creía.
11 años después, me entero que el hombre al que le he didicado mi vida, por el que renuncié a muchos de mis sueños, siempre ha llevado una doble, triple vida.
Durante todos estos años nunca sospeché nada. He sido una mujer feliz y me he sentido querida. Un poco atada tal vez, pero nunca pensé que me engañaba... jamás.
Es verdad que desde que nos casamos la cosa empeoró. Compramos una casa a la que él solo venía de vacaciones... los ultimos 4 años, apenas hemos convivido, pues su trabajo le hacía estar fuera mucho tiempo.
En resumen: mi marido no era quien decia ser.
Para la mayoria de los que le conocen, era soltero, a pesar de estar casado con una pedazo de mujer como yo (porque, eso sí, mi historia no va de la mujer que se descuida y depende por completo de su marido, de eso nada! Soy un pivonazo de mujer, inteligente e independiente en todos los sentidos y las cosas que dejé de hacer las dejé de hacer por hacerle sentir bien a el).
Y esta historia se termina el dia que por casualidad, me encuentro de frente con la realidad, sin siquiera sospecharlo, descubro que mi marido me ha dejado en el aeropuerto de Madrid para que regrese a nuestra casa y que él, en vez de viajar a Puerto Rico por trabajo, coge un vuelo hacia Formentera, donde le espera su última novia, con la que tiene una relación de hace mas de dos años.
Claro está que ésta sólo fue la punta del iceberg... sólo tengo que indagar un poco y lo que descubro es alucinante: 11 años mintiendo, llevando vidas paralelas en varios puntos de España y con descendecia no reconocida incluida!!!!!
Jajajajajajajajaja!!!!!! Y yo, estos dos ultimos años, sintiéndome mal por querer dejarle porque ya no le conocía...
No voy a engañarte, Mara, he llorado sangre, me he sentido morir por la traición del amigo que creía tener en mi marido.
Él intento justificarse, pues Yo, según él, era la que quedaba bien en las fotos de familia. La mujer perfecta para la galería, siempre arreglada, trabajadora, guapa, inteligente y confiada.
Me subestimó tanto, que fue capaz de decirme que no tenia porque haberme enterado.
Ya pasó... y aunque aún no tengo el divorcio porque desaparecio del planeta...eso cree él...
El proximo 3 de Abril de 2014, un juez me dara mi Libertad quiera él o no... el 3 de abril volveré a recuperar el titulo de Señorita y estos años, solo serán un pequeño episodio de mi vida, una Vida Fantastica que estoy por descubrir.
Los ultimos 9 meses, han sido los mejores que he vivido en años. Me siento libre, guapa, valorada y Feliz.
Siento como si estuviese descubriendo todas esas cosas por primera vez, como si hubiese estado en coma durante años y de repente hubiese despertado para encontrarme con Mi Vida!!! Todo ante mí es nuevo y maravilloso... disfruto cada momento que paso con mis amig@s sin tener que estar dando explicaciones de dónde estoy o con quién. Paso horas con mis herman@s y disfruto de mi familia como hace años que no lo hacía, estoy mas relajada en mi trabajo, no me siento culpable si me miran...
He perdido un marido... sí, pero he recuperado mi identidad.
Y a partir de ahora, vuelvo a ser yo la que escribe los líneas de mi vida.

Ultimamente siento que mi vida está llena de magia... todo lo que me rodea parece tan distinto!!!
Se me acercan las personas adecuadas en el momento adecuado.
Si algo necesito, ese " algo " aparece.
Tengo la extraña sensación de "estar siempre donde debo estar".
Como si de repente, el universo se ordenara a mi paso..... jajajaja....
Es de locos, lo sé!!!! Pero no se me ocurre otra manera de explicarte lo que estoy viviendo y... se llame como se llame, estoy profundamente Agradecida por ello.
Agradecida de que la vida me brinde esta segunda oportunidad.
Agradecida de que la verdad llegara a mi vida y me hiciera Libre...
Agradecida de ser consciente de Quien Soy... y...
Agradecida también de que la causalidad me llevara hasta tu página.
Desde que Desperté del coma en el que vivía... Mis sueños... mis maravillosos sueños... toman forman fisica en mi nueva vida.
Much@s me han animado a contar mi vivencia, sin embargo, no ha sido hasta este momento en el que te escribo, en el que he sentido que realmente ahora es cuando tengo que hacerlo. Quizás estaba esperando que llegase la persona adecuada para darle forma...y quizas, esa persona, eres tú... Mara.
Me encantaría formar parte de lo que estas haciendo, aportando mi granito de arena.
Tengo una "deuda" con la vida, que me trata con mimo y me aplaude... por lo que debo compartir mi experiencia... y quizas sea tú quien, sin palabras....plasme lo vivido.
Estaré encantada de emprender este nuevo viaje.
Un abrazo,
una princesa reencontrada por sí misma.
Pd: no sabes lo bien que me he sentido al escribir este texto. GRACIAS


La princesa con el alma herida

Tengo 33 y soy una princesa extraviada.
Cuando escuché Princesas Extraviadas se me iluminó la cara y dije uauuuu! me encanta!!!!! más me cautivó cuando ví y leí tus palabras, que han hecho vibrar en lo más profundo de mi alma. Las fotos son maravillosas, Mara! Te felicito por transmitir tanto!!! Según leía mi corazón palpitaba más fuerte.... y me vi diciendo que me gustaría participar en tu proyecto!!!! Quiero contarte mi historia y que me retrates del alma hasta la piel, porque ahora mismo estoy preparada y me siento más princesa que nunca.
Ahí va mi historia...
La experiencia del dolor y la pérdida me vino temprano, en la adolescencia. Mi primer amor falleció trágicamente. Era sólo una niña que no entendía por qué me estaba pasando eso en la vida, por qué precisamente yo, tenia que vivir eso.
Pasé varios años de terapia, recogiendo cada pedacito de mi corazón para recomponerlo y buscando a mi alma, que la pobre se quedó en silencio.
Guardé todos mis recuerdos en una cajita, que me ha estado acompañando todos estos años. Gracias a Dios tuve una familia que me ayudó en esa etapa, pero fue muy duro pasar de niña a mujer de la noche a la mañana.
Seguí viviendo y tuve dos relaciones estables. La primera relación me enseñó que se puede volver a amar, pero mi alma no se sentía completa con él y me fui de su lado.
Con la segunda relación aprendí a ser mejor persona, él tenia un corazón precioso, lleno de bondad y humildad, que al final hizo que se convirtiera en mi mejor amigo en vez de mi pareja; entonces mi alma volvió a volar porque se seguía sintiendo incompleta.
Tras estas dos relaciones llegó la etapa de sentirme mujer y vivir de lleno mi feminidad, de flor en flor... En este tiempo sufrí mucho con los hombres que conocí, pero he de reconocer que también aprendí mucho. Aprendí que no sólo soy una cara bonita, sino también una mujer con una forma de sentir que no le cabe en el pecho y con unas ganas inmensas de amar y de compartir mi vida con alguien especial. Aprendí que lo que quiero es ser de verdad importante para alguien. Pero ninguno supo ver eso.
Esta situación derivó en una crisis personal en mi interior. En esa época empecé a escribir un blog en el que me desahogaba, mi nick era "alma herida" y empecé un profundo trabajo conmigo misma. Mi alma poco a poco cicatrizó, dejando alma herida y pasando a llamarme "almita" en el blog, y así empezó a llamarme la gente que me escribía. Fue maravilloso ver mi cambio. POR FIN estaba lista para empezar a encontrarme a misma.
Desde entonces, llevo sola 6 años, aprendiendo a aceptarme, a amarme tal y como soy, a perdonarme y perdonar, buscando y encontrando respuestas, recuperando mi paz interior, mi ser y mi libertad, aprendiendo el amor incondicional, mi esencia. A día de hoy puedo decir que soy feliz conmigo misma y que mi alma empieza a tener paz. Estoy abierta al Amor pero primero tuve que aprender a amarme a mi misma.
Hace 3 semanas me desprendí de mi pasado, después de tantos y tantos años, fui capaz de abrir mi cajita y ser libre. Había llegado el momento de que mi alma gritara en libertad desprendiéndose del dolor, el desamor y las lágrimas del pasado. Me siento libre, valiente y con más fuerza para amar que nunca; confío en el Universo y en mi aprendizaje adquirido en el camino. Y sé que este tiempo en soledad me esta preparando para ese amor verdadero para el que estoy destinada. Confío en la vida y me siento más princesa que nunca!!!
Me encantaría que fotografiaras mi ALMA, mi esencia y mi fe en el amor y en la vida.
Siento que tengo que vivir esta experiencia.
Un abrazo, de alma a alma.

Fdo: Una Princesa Extraviada



...y he encontrado quien me desgaste el pintalabios
Tengo 34 años y aún soy una princesa,
Una princesa que viste de rosa, pero que tiene gafas de sol negras para encontrar al príncipe que me deslumbre y que no destiña, que me desgaste el pintalabios a diario, pero no el rímmel de mis pestañas sueltas.
Este es mi cuento, que se basa en una búsqueda y en una pregunta: ¿Dónde estás? ¿Estás en la cola del supermercado, mirando mis uñas pintadas de rojo? ¿En un concierto de noche intentando averiguar porqué tengo un zapato distinto al otro? ¿En la playa tumbado en la arena pensando, porqué carajo llevo un flotador en mis caderas? ¿En un avión rumbo a alguna parte sentado a mi lado, riendo en el despegue porque te he contado un chiste malo?
Así es, así soy, loca por la vida, alguien a quien no le importa si la miran, que no siente vergüenza maldita pero que se ruboriza si le dicen alguna cosa bonita.
Alguien que, por una sonrisa, la tuya o la mía, por esa sonrisa empeño mi vida.
Y sí, merezco encontrar al hombre de mi vida, pero no quiero medias naranjas ni nada de eso, quiero a mi medio limón que me acompañe a beberme un tequila.
Me lo merezco, mis ojos color mar indican que se puede nadar en ellos y mi pelo de ondas está hecho para que surfeen tus dedos, mis caderas se ajustarán perfectamente a tus manos no te preocupes, el amor hará el resto.
Estoy en ello, aquí estoy yo pero ¿y tú? ¿dónde estás tú que no te veo?
Aún no ha aparecido porque me exijo y me quiero, mi corazón no se vende por dinero, se regala entero por lo que huyo de despechados, arrepentidos y de monos que son sapos y de sapos que se creen buenos…¡Ay pies para qué os quiero!
El principito de Exúpery dice: “La experiencia nos enseña que el amor no consiste en mirarse el uno al otro sino en mirar juntos en la misma dirección” básicamente porque si se quiere caminar y no chocar es la única manera de hacerlo y por esto, hago un llamamiento:
Venga va, príncipe, que ya llegas tarde, aunque si te quedas largo tiempo, la espera mutua habrá merecido la pena y mi más profundo respeto.

Un saludo Mara, no pierdo la esperanza, y no la pierdo porque creo en mí y me quiero.

SEGUNDA PARTE DE LA HISTORIA
Y mi carta anterior, Mara (que ahora me suena lejana, muy lejana, casi de una época pasada), da lugar a una nueva historia contada que empieza con una botella roja.
Una botella roja, cuadrada, llena de un aceite dorado que olía a rosas del desierto y que me llamaba, sin saber por qué.
Accedí a regañadientes llevármela a casa y de manera escéptica, la coloqué en un estante del armario de mi baño.
Hasta que un día me hizo falta su contenido, y extendido el aceite en mi cuerpo, me dio una extraña sensación de comodidad.
Una comodidad tal, que a partir de ahí, ponerme aquel aceite se convirtió en un ritual.
Y... aparentemente, nada debía ocurrir, nada debía pasar...
Pero pasaba… Las cosas pasaban.
Sucedían cosas, no puedo explicarlas. Vidas pasadas que se acercaban con una sonrisa, miedos antiguos que se desvanecían, cosas que siempre quise hacer y no pude... aparecían momentos de recuperar momentos...
En realidad, parecía que para todo lo que quería, ahora era el momento.
Y, cómo no, también apareció el momento para el amor.
Sin saber cómo, cuando, dónde, por qué, de qué, el qué, lo cuál y no sé cuántas preguntas más sin contestar… LLEGÓ.
Pero no sé como llegó; vino preguntando, sonriendo, de una manera tranquila, como una balsa que llega a la orilla, como una suave brisa…
Y dejé pasar esa sonrisa, dejé que él entrara en mi vida… Harta de esperar príncipes, aprendí que no existen, harta de la acidez de las medias naranjas, apareció el remedio sin efectos secundarios, harta de cobardes, apareció el Hércules que todo lo puede.
Porque ha aparecido un loco que ama mis locuras, que me desgasta el pintalabios, que deja que le vea sin gafas negras, que me acompaña en mis tardes y en mis tequilas, que ríe y repite conmigo que todos los días son buenos hasta el infinito…
Ahora sí, en mi vida ya están las manos que se ajustan a mis caderas y a mi pelo.
Para todo lo demás, el amor ha hecho el resto.
tanto… que en mi vientre nace la semilla que de tanto se habla en los libros de texto.
Concebida desde el profundo respeto, del cariño, y de creer que las cosas no pasan porque sí, sino que ahora es mi momento y que el final ha merecido la espera.


La princesa entre el espino
Mi historia empieza donde terminan las demás, justo en el "...y fueron felices y comieron perdices".
Fui feliz y comí perdiz con mi maravilloso príncipe azul en un reino muy lejano durante mucho tiempo, hasta que un día, durante un viaje de mi hermoso príncipe a otro país vecino, un maleficio cayó sobre el nuestro, volviéndolo todo gris, triste y sin esperanza; un bosque de espinos rodeó los limites de nuestro castillo dejándome atrapada y sola en él.
Cuando mi príncipe regresó, contempló la desdicha de todos los habitantes, sus lágrimas, su desesperación y la violencia e hipocresía provocada por la falta de esperanza y de amor. Al ver el frondoso bosque de espinos, miró hacia el castillo y me vio asomada al balcón de la torre, pero era tal el desánimo, la desolación, la confusión y la amargura que reinaba entre las gentes, que él cayó en la oscuridad también.
Y yo, creyéndome a salvo con su regreso, no intentó ni siquiera luchar por rescatarme.
Intentó en vano solucionar los problemas de sus súbditos; pero por más que se esforzaba, no contentaba a nadie y todos le exigían que les sacara de ese estado de devastación.
A veces escuchaba mis gritos de auxilio, que quedaban amortiguados por los de la plebe enfurecida.
Poco a poco, el príncipe –en otros tiempos gentil, amable, cariñoso…- cayó en el mismo estado de olvido y penumbra que el resto de sus súbditos y yo veía pasar los días desde mi torre, desesperada, empequeñecida, lacrimosa, hundida y sin ninguna esperanza de volver a ser la que fui si mi príncipe me dejaba abandonada a mi suerte.
Así pasaron algunos años, hasta que no me quedaron más lagrimas, hasta que el dolor se hizo tan grande en mi pecho que no me dejó ni respirar cuando supe que estaba perdida.
Y de repente… sin explicación, como por arte de magia, algo hizo saltar dentro de mí la luz, el calor, la fuerza, el coraje... y se instaló en mi cabeza la idea de salir de mi torre.
No quería vivir más en ese estado de apatía, resignación y conformismo. Quería salir, ver, sentir, expresar, conocer… y sobre todo, quería que mi príncipe volviese a ser azul.
Reuní fuerzas, busqué ayuda de los pocos leales que quedaban en el castillo, y armada con una espada de amor verdadero y paciencia, decidí empezar a cortar y derribar los espinos que me separaban del amor de mi vida.
Está siendo una tarea difícil, pero ya puedo ver a mi amor al otro lado del bosque. Y ahora es él el que tiene la esperanza de que yo lo rescate.
Así que, este cuento no ha terminado…
Prometo devolver al reino el esplendor que conoció en otra época, pero ahora soy yo quien lleva las riendas del destino.


No puedo bailar si no es contigo
Son las 3 y media de la mañana, llegué a casa.
Huí y me fuí sin despedirme.
Siento que te amo mucho y lo sé en cada momento.
Lo sé cuando me levanto, porque un escalofrío recorre mi cuerpo al darme cuenta que ya no estás, que no fue un sueño, que no estás ahí, y tengo que hacer el esfuerzo de pensar que hoy es un día más y debo tratar de ser feliz, para estar mejor​.
Después me voy a la playa con ​Eva, pero ​ ella me ​dice: ÉL, NO VA A VENIR. Y me duele en el alma, y me enfado mucho porque nunca le pregun​té​ nada que diera pie a esa respuesta.
Huyo de ​Eva y me voy a un concierto de Samba en la playa.​ Un montón de brasileños, gente joven vestida con bañador, pareo, chanclas, gente feliz que sonríe al dejarse llevar por la música mientras mueve su cuerpo descalzo. Niños que danzan al son de un ritmo alegre. ​
Mis amigas bailan también y me piden dos o tres veces que las acompañe. Debo disimular,​ porque no puedo bailar, no puedo...​ y me siento en la arena y las miro. Puedo apreciar su felicidad, pero no me puedo acercar porque la tristeza me ancló al suelo y simplemente me mantiene en una calma que permite ver la felicidad en el otro y esperar… esperar… esperar…
Pasará en algún momento, pasará…
Después me voy a casa. El plan era salir esta noche pero no me apetece, y sé ​ que debería hacerlo, debería obligarme a estar bien, a hacer cosas que cambien mi estado emocional porque no quiero seguir en esta especie de atontamiento y tristeza que ve la felicidad a su alrededor pero no me permite sentirla en mí misma​.
Entonces, me ducho, y​ trato que el agua caliente caiga sobre todo mi cuerpo y pueda arrancar ese sentimiento pegajoso, que esta pegado a TI ​ y no me permite liberarme, ni sacar energía, ni​ ilusionarme por salir o ​conocer gente nueva...
Pero tras la ducha, ​ ese “ente” sigue ahí, sólo se ha diluído un poco. Me seco el pelo, me miro en el espejo y me veo bonita, pero algo triste… Después pienso que una cerveza (aunque no me guste) podrá cambiar esa tristeza, o al menos hacer que no sea consciente de ella, para seguir en ese estado de atontamiento emocional que​ no duele, ​só​lo es pesado, congojoso, arduo, pero no me inquieta. Puedo hacer vida normal con eso, con mi duelo, ​ podría vivir así.
Pero me niego, quiero sacármelo de encima, hago un último esfuerzo y ando erguida, mirando a los ojos de la gente mientras paseo calle abajo.
Todo e stá lleno de gente, gente que me mira, yo les miro, parejas que se besan, chicos que miran hacia mí, y me digo "​todo va a ir a mejor".
Llego a la plaza, aparece el amigo de mi amiga y después​,​ acto seguido,​ un chico apuesto. Me mira, le miro, viene con nosotros y vamos a un bar. Charlamos, é​l charla con mi amiga y​ sonríe todo el tiempo, pero ​ conmigo parece indeciso.
Después vamos a otro bar, el amigo habla con mi amiga de nuevo y suena de fondo ​ una canción que dice ​"​TE AMO"​ y yo no puedo prestar atención a la conversación sobre técnicas de meditación, que esmeradamente trata de describir mi contertuliano, ​pues mi mente va hacia TI, y siente que la canción no podría describir mejor lo que siento, y que basta, es así, por qué​ negarse al sentimiento pegajoso que​ sigue ahí y sé que​ tampoco se va a ir.
El contertuliano sonríe, pensó que me interesaba lo que contaba.​
El amigo interesante me coge de la cintura para bailar, parece que sí le gusto, per​o no puedo sostener eso.​ Huyo. Aún no conseguí juntar todos los pedacitos, así que debo marcharme...
El chico no entiende, me llama conservadora, sonrío por educación y por reírme de su respuesta tan mediocre y me alejo.
Me invade un sentimiento de rabia, porque no puedo disfrutar, sentir, me privaste de ti y de cualquier otro. Te llevaste mi deseo y lo tienes preso, y ahora no puedo tenerlo para disfrutar, no está, lo tienes preso. Te llevaste todo eso, para nada. Porque tú​ no estas como yo. Devué​lvemelo por favor, devuélvemelo, o devuél​veme la historia!
Lucho cada día para afrontar esta situación y me miento para seguir.
Pero no vale la pena…no tiene sentido el precio que debo pagar.
En algún momento estuviste, te ví abrazándome, te ví acariciándome, te ví llamarme hermosa, te ví besando mi cuerpo, te leí, te observé, te ví, te ví​…
Pero ahora eso ya no vale… devuélveme la ilusión porque quiero vivir.

Fdo: Una princesa extraviada.



La Princesa Luciérnaga
Érase una vez una princesa bastante tímida y muy impulsiva, con un humor muy cambiante y mucho carácter, pero a la que el rey, la reina y sus 2 hermanos mayores siempre protegieron.
La princesa no era físicamente de las que mas destacaba, pero si es cierto que desprendía tanta luz y tanta locura, que con un poco de retoque de pincel conquistó siempre a los principitos que se le ponían en mente, aunque no fueran lo que de verdad necesitaba ni convenciesen del todo a sus padres, los reyes.
Con el tiempo la princesa descubrió que es cierto eso de los caballeros de armadura oxidada y los príncipes que se convierten en sapos, así que un día se dijo así misma "¡se acabo! no quiero a nadie, me valgo yo por mí misma, porque estoy bien sola y no quiero sufrir mas amores y desamores".
Pero un día apareció un principito de uniforme azul, que acudía donde la princesa realizaba sus labores de trabajo, y día tras día, poco a poco, acabó por conquistarla.
El principito y la princesita, aunque jóvenes, eran ambos muy trabajadores y todo el pueblo se alegraba y auguraba un buen devenir.
Pasaron unos 3 años de noviazgo y aunque los típicos problemas de carácter se hacían notar, no pasaban a ser nada fuera de lo normal.
Ambos, valientes y jóvenes llenos de sueños, se embarcaron en sendos proyectos profesionales, cada uno dedicándose a su vocación. Se apoyaron el uno al otro, pero con el paso de los meses, el príncipe se volcó en exceso en su nuevo proyecto y apenas tenía tiempo para su princesa, y ella comenzó a sentirse muy sola. Comenzó a marchitarse y su trabajo se convirtió en su único refugio. Se volvió descuidada para su imagen, insegura, miedosa y perdió la confianza en los demás. Y perdió su luz.
La relación con el príncipe se convirtió en una espiral viciosa de desprecios, insultos, tensión, lágrimas, perdones y te quieros. Y cada vez que la espiral daba un giro más, la relación se iba degradando.
El príncipe reconocía que su actitud no era la mas adecuada y pedía perdón una y otra vez, y como eso era lo que la princesa quería escuchar, le perdonaba, porque creía en su príncipe y quería entenderle.
Al príncipe le gustaba mucho coquetear y la princesa empezó a tener miedo, siempre encontraba pequeñas señas que luego él justificaba, y la princesa seguía queriendo creer en que ese era su príncipe y que todo lo que le contaba era la verdad.
Con el tiempo la princesa agrandó su inseguridad y empezó a sentirse inferior al resto de las doncellas, se fue encogiendo, perdió su esencia y su vitalidad, siempre estaba triste, enfadada, cansada y no veía el lado bueno de nada. Y de repente, se dio cuenta de que hacia mas de un año que no se reía, que no brillaba!!!!
Eso la paralizó, no podía escuchar música porque le molestaba, nada le hacia reír, y se seguía sintiendo sola. Le pidió ayuda a su príncipe y este le hizo caso omiso y siguió en sus menesteres.
La princesa se cansó y esta vez un poco mas convencida mandó al príncipe de regreso a su reino, pero pasadas unas semanas, él volvió pidiendo otra oportunidad, que la princesa le dio sin dudarlo porque tenia la esperanza de que cambiara.
Pero todo era sólo cuestión de tiempo... las faltas de respeto cada vez eran mas constantes.
La princesa tuvo que pedir ayuda profesional que mejoró su autoestima y la ayudó a comenzar un nuevo camino. Estaba muy ilusionada porque pensó que podría andarlo con su príncipe de la mano, pero para su sorpresa, el príncipe se reía de ella y de los cambios positivos que la acontecían.
La princesa, cargada de valor, volvió a poner distancia, retomó su espacio, comenzó a cantar, a reír, a disfrutar de su castillo, de su trabajo, de su vida, de la gente cercana, de sus gustos, de sus amistades de antaño... y cuando el príncipe vio su luz y que volvía a brillar de nuevo, la pidió ayuda, pues se veía gris a su lado, y quería también mejorar como ella. Adivináis qué hizo nuestra princesa?
Le dio otra oportunidad. Nuevamente se unió al príncipe y la losa pesada y la angustia volvieron a caer sobre sus hombros, se volvía a sentir pesada, cansada y sin fuerzas y la luz propia con que ahora brillaba, había decidido compartirla con él. Pero él no ponía nada de su parte y la princesa, poco a poco, se apagaba y se apagaba...
En este tiempo, la princesa recibió un sms del príncipe, pero... vaya... no era para ella.
Cuando el príncipe se dio cuenta de su error, simplemente DESAPARECIÓ, como si se lo hubiese tragado la tierra.
Nunca dio una explicación.
Nuestra princesa da por hecho que aquel príncipe encontró otra doncella con la que compartir su vida.
A día de hoy, sigue sin comprender nada la situación, pero espera que esto sólo haya sido el principio gris de un cuento maravilloso que va escribiéndose día a día. Un cuento en el que ser mas autosuficiente, poder quererse más, crear nuevos sueños y poder brillar de nuevo para regalarle esa luz a alguien que de verdad la valore.

Fdo: Una princesa extraviada.





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